lunes, 26 de enero de 2009

La caída de precios de los pisos puede durar años

El prestigioso economista Jordi Galí asegura que, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, la pérdida de valor de las viviendas en España será "gradual" pero puede durar mucho tiempo

Las entidades bancarias españolas han salido bastante bien paradas de la crisis de las subprime –hipotecas basura procedentes de los Estados Unidos- que provocó el "colapso" del sistema financiero internacional, pero sus problemas más graves pueden llegar cuando las hipotecas que han concedido en los años de bonanza pierdan su valor a medida que aumenten los índices de morosidad por culpa de la crisis económica y el aumento del paro, advierte el economista Jordi Galí (Barcelona, 1961).

El panorama general ante la crisis, asegura el ganador del Premio Rey Jaime I de Economía en el año 2004, es de máxima incertidumbre: "Nadie sabe si esto será una recesión fuerte o si estamos ante un fenómeno que pueda compararse en magnitud a las grandes depresiones de los años 30. Es demasiado pronto para saberlo."

Galí dirige el Centre de Recerca en Economia Internacional (CREI) de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y es especialista en teoría macroeconómica y economía monetaria. Es uno de los referentes internacionales en los nuevos modelos neokeynesianos que están adoptando los principales bancos centrales del mundo, incluida la Reserva Federal de los Estados Unidos.

-¿Qué es un modelo económico neokeynesiano?
-El modelo neokeynesiano es una nueva familia de modelos, surgida en los últimos 10 a 15 años. Combina los avances en el terreno de la teoría macroeconómica de los últimos 30 años con las imperfecciones de los mercado de bienes y de trabajo que impiden que los precios y los salarios se ajusten inmediatamente. Todos los bancos centrales relevantes del mundo y los organismos internacionales están introduciendo esta clase de modelos.

-Keynes suena a más intervencionismo...
-Keynes escribió su libro más famoso, la Teoría General, en medio de la gran depresión y proponía una serie de medidas que enfatizaban el estímulo fiscal. Tiene un parecido evidente con la situación actual, aunque seguramente las causas de lo que se produce ahora no se corresponden con lo sucedió en los años 30. Los modeles neokeynesianos son para tiempos normales de precios y de actividad económica y las versiones estándar ni tan siquiera incorporan al sector financiero. Ahora estamos incorporando estos elementos que se ha visto que son importantes, es un modelo en desarrollo.

-¿Esta crisis supondrá el fin de la autorregulación económica?
-No debemos extrapolar excesivamente. Hay un consenso generalizado que en el ámbito de la regulación financiera no se habían hecho bien las cosas, quizás porque el mercado funcionaba bien sólo y no parecía que generara problemas. No se trata de hacer una marcha atrás, pero sí un replanteamiento que implicará más regulación y control de los actores en el sistema financiero. No creo que se tenga que interpretar como un cambio de tendencia en todos los ámbitos de la economía.

-Ha estudiado las burbujas especulativas. ¿Estábamos en una de ellas tanto a nivel nacional como internacional?
-Siempre hay burbujas especulativas, van y vienen. Antes de la inmobiliaria estaba la del punto com. Es un fenómeno que sucede pero que es muy difícil de medir, de discernir qué componente de un activo es burbuja y cuál refleja su valor fundamental. En estos últimos años, el consenso entre los responsables de política económica era que mejor dejarlo: intentar hacer estallar la burbuja puede tener consecuencias negativas e intervenir cuando no hay burbuja o es realmente pequeña también puede tener consecuencias negativas. La actitud ha sido dejarla para que se ajuste sola. Si la burbuja lleva a niveles de actividad o a una inflación muy altas, entonces sí que el banco central interviene para limitar el crecimiento.

-Aquí se hablaba mucho de la burbuja. ¿A nivel internacional también se era consciente de la existencia de esta burbuja?
-Si, evidentemente. En países como España, Irlanda, Estados Unidos o el Reino Unido el crecimiento del precio de los activos inmobiliarios ha sido absolutamente desproporcionado.

-Hasta hace poco se decía que la burbuja no estallaría, que los precios se estabilizarían lentamente.
-¿Quién decía esto? Los promotores inmobiliarios?

-Al gobierno también se lo oímos. ¿Las burbujas tienden a estallar o a desinflarse?
-Pueden desinflarse, pero normalmente tienden a estallar de forma bastante repentina como consecuencia de algún factor externo negativo que dificulta su sostenimiento. A diferencia de los precios de los activos financieros, el precio de la vivienda es más rígido. No es un mercado estilo subasta, los precios se ajustan muy gradualmente porque las personas que quieren vender su vivienda son muy reticentes a bajar el precio. Ha empezado un proceso que parecerá muy gradual de caída de precios de la vivienda, que puede durar muchos años. Hay un stock de viviendas no vendidas muy grande y una caída muy fuerte de las transacciones inmobiliarias.

-Además, los bancos ya no prestan dinero.
-Una caída tan fuerte de las transacciones inmobiliarias no se debe sólo a que los bancos hayan cerrado el grifo, sino a que también los propios inversores han decidido que este no es el momento de poner dinero sino de esperar a que se ajusten los precios.

-¿Cómo ha afectado la crisis a las entidades españolas?
-Hay dos tipos de instituciones: las que cotizan en el mercado y las que no cotizan, como las cajas, pero cuya situación es prácticamente la misma. Las acciones de las bancos españoles han caído de forma muy considerable este último año, aunque sus políticas inversoras no hayan sido arriesgadas en el sentido que no han comprado muchos de los activos de alto riesgo procedentes de los Estados Unidos. Las pérdidas muy fuertes no las han tenido todavía, pero el riesgo de la banca española está asociado con el crecimiento muy fuerte de hipotecas. Su valor no cae de golpe, sino que se va ajustando conforme dejan de pagarse. Y dejan de pagarse a medida que la crisis económica, no la financiera, empieza a tener efectos sobre la ocupación: la gente pierde el trabajo, los ingresos y le es imposible hacer frente a la hipoteca.

-¿Cómo afecta eso a la banca española?
-Estos últimos meses lo está empezando a notar. Los índices de morosidad están aumentando de forma muy espectacular y la cuestión es dónde acabará esto. Si continúa subiendo la morosidad nos encontraremos en una situación en la que, ex-post, estos activos en los que han invertido y que parecían convencionales habrán resultado muy arriesgados.

-Cada dos meses las previsiones se revisan a peor y ya hay quien habla de cuatro millones de parados.
-Es muy incierto. Al margen del número concreto que dan las portadas de los diarios, hay un aumento muy fuerte de la incertidumbre de estas predicciones. Estas predicciones que hacen los profesionales van acompañadas de intervalos de confianza sobre su grado de precisión o imprecisión. Estos intervalos han aumentado mucho porque estamos en una situación en la que no podemos hacer extrapolaciones sencillas de la experiencia reciente. Nadie sabe si esto será una recesión fuerte o si estamos ante un fenómeno que pueda compararse en magnitud a las grandes depresiones de los años 30. Es demasiado pronto par saberlo. Entre otras cosas porque depende de un elemento del que ningún modele económico puede hacer una buena previsión: la confianza de los consumidores y de los inversores, hay un elemento de psicología colectiva.

Publicado en: http://www.lavanguardia.es/economia/noticias/20090126/53627163235/la

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