domingo, 7 de octubre de 2007

Los ladrillos ya no tiran de la economia

Los expertos dicen que la desaceleración de la construcción, el motor de la economía de los últimos años, es más importante de lo que había previsto el Gobierno. El aterrizaje no va a ser tan «suave». A lo que hay que añadir la incertidumbre de la crisis financiera. De todo esto se ha olvidado Solbes en las previsiones de crecimiento para 2008.
F. Núñez y M. Gómez

Los primeros datos que se conocen apuntan a que la desaceleración de la construcción no es tan gradual y ordenada como había anunciado el Gobierno.

Hasta ahora, el Ministerio de Vivienda, enfrascado en preparar el calendario de ofertas electorales, sólo ha facilitado los datos del primer trimestre. Pero empiezan a aparecer por goteo indicadores preocupantes: el Colegio de Registradores informa de una caída del 10,18% en la compraventa de viviendas en los seis primeros meses del año respecto al mismo periodo del año anterior; el de Arquitectos indica que el número de viviendas visadas se redujo un 35% en julio sobre el mismo mes de 2006; el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado la caída también en julio del número de viviendas hipotecadas en un 8% sobre el mes anterior; la Seguridad Social confirma que se ha moderado sustancialmente el crecimiento de los afiliados en la construcción (en el segundo trimestre de 2006 crecía un 10,3% y ahora sólo al 3,3%); y los datos de paro registrado indican que se ha destruido empleo en los últimos tres meses.

A todo esto, hay que añadir el anuncio de cierre de inmobiliarias y la caída de la recaudación del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales que cobran las comunidades autónomas en las operaciones de compraventa de pisos. Y en fuentes del sector confirman que la construcción de viviendas está sufriendo ya un verdadero frenazo. Pero nadie se atreve a facilitar cifras, a la espera de las que comunique el Ministerio.

Todos estos indicadores son previos al pleno desarrollo del episodio de turbulencias financieras que estalló el 6 de agosto.

Así, en pleno proceso de «suave desaceleración», se ha producido una nueva crisis financiera en Estados Unidos, cuyo contagio ha llegado ya a Europa (sobre todo al Reino Unido) y de la que ningún gurú se atreve a pontificar sobre su alcance a la economía real. De momento, ya ha ocasionado problemas de liquidez con las consiguientes restricciones crediticias que han comenzando a aflorar.

En España, los expertos consultados son concluyentes: «parece descartado un ajuste brusco, pero la economía española es ahora mucho más vulnerable que hace un par de meses». En general, creen que nuestra economía está menos expuesta que otras. Sin embargo, si esta crisis alcanza a los socios europeos, nuestro principal mercado exportador, la situación no pintará como la ha dibujado el Gobierno en la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado para el año electoral de 2008, sobre todo cuando ya se nota un cierto cansancio en el consumo (ya se ve en la menor recaudación del IVA) a la espera de ver cómo afectaría la crisis crediticia a la inversión privada.

¿Se ajustan las previsiones económicas del Gobierno a esta nueva escenografía? Los expertos dicen que el cuadro macroeconómico, con que ha elaborado los Presupuestos para el próximo año, «es poco realista». Es más, según se señala en el Informe Económico y Financiero, presentado en las Cortes, el escenario «está basado en el informe de la posición cíclica de la economía española de marzo de 2007». Es el mismo cuadro que aprobó el ejecutivo a finales de julio, una semana antes de que estallara la crisis financiera. Y no se tiene en cuenta esta desaceleración que le llega al ladrillo, que ya no es tan suave, Sólo prevé un ambicioso aumento de la inversión del 3,8%.

Dos días después de la presentación en las Cortes de los Presupuestos Generales del Estado para 2008, el vicepresidente económico del Gobierno ha cuestionado las bases con que lo ha elaborado. El martes pasado manifestó encontrarse «tranquilísimo» con el crecimiento económico previsto del 3,3%. Y el jueves, en el Senado, expresó sus dudas admitiendo que el PIB podría crecer a finales de 2008 «por debajo del 3%» La media prevista por el ejecutivo para todo el ejercicio es del 3,3% , medio punto menos que el objetivo de 2007.

De los 93 folios que conforman el Informe Económico Financiero, entregado junto a los Presupuestos, sólo los cinco últimos evalúan las previsiones económicas para 2007-2008. En tres líneas se señala que «se considera que el impacto de las turbulencias financieras sobre el crecimiento va a ser limitado y que las bases del crecimiento mundial y europeo siguen siendo sólidas».

Este asunto se trata también en dos párrafos en la introducción de dicho informe, en los que se dice que «las incertidumbres y los riesgos han aumentado, siendo difícil realizar una valoración de la crisis, ya que ésta persiste a la altura de mediados de septiembre y aún no se puede evaluar su impacto sobre la economía estadounidense y mundial».

Y de lo que está ocurriendo ahora o de lo que va a ocurrir en 2008 en el sector de la construcción, se despacha en cinco líneas. Se indica que se prevén ritmos de aumento inferiores a los del resto de componentes de la formación bruta de capital «debido sobre todo a la prolongación de la senda de desaceleración gradual de la demanda de vivienda en un contexto de subidas de tipos de interés y precios todavía elevados de la vivienda».

El resto del informe trata de la situación económica española en los primeros meses del año cuando el Gobierno comenzaba a hablar de leve o suave desaceleración de la construcción y nadie pensaba en las primeras consecuencias de las hipotecas subprime norteamericanas y sus posibles efectos colaterales.

Los economistas consultados dicen que «es sorprendente que el Gobierno no haya modificado sus previsiones económicas. Además de las razones electorales, el Ejecutivo se ha agarrado a que por ejemplo la Comisión Europea no ha modificado el crecimiento para España cuando lo ha hecho para otros países de la UE». En este sentido, hace unos días, Rodrigo Rato, hasta ahora director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que este organismo iba a corregir a la baja las previsiones de crecimiento para España en 2007 y 2008.

En esta línea, el BBVA ya ha bajado su previsión inicial del 3,1% al 2,8% para 2008. Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económicos señala que «¡ojalá se llegue al 2,8%!, pero es más probable un 2,6%, con lo que el impacto en los ingresos del Estado será muy importante porque se han calculado con el 6,7% del crecimiento de PIB nominal previsto y eso significa decir adiós al superávit de las cuentas».

Los expertos dicen que «el panorama es muy incierto. Hay indicios de una mayor desaceleración en la construcción y, si se confirma, tendremos dos crisis de distinto tamaño y dimensión al mismo tiempo. Pueden convertirse en la peor de las coincidencias en estos momentos y será el empleo quien comience a sentirlo primero».

De hecho, se calcula que por cada vivienda de menos que se construya se pierden tres puestos de trabajo: dos directos y uno indirecto.

Fuentes del sector estiman que este año las residencias iniciadas disminuirán entre un 15 y un 20% frente a las que se edificaron en 2006. Esto significa unas 60.000 casas menos. Así las cosas, la caída en el ritmo de construcción se cobrará previsiblemente unos 180.000 empleos. Estas estimaciones son más negativas que las previsiones realizadas por la patronal Seopan a principios de año. Esta organización calculaba un aumento de entre el 5 y 6% en el volumen de edificación residencial para este año frente al crecimiento del 8,5% registrado en 2006. Aunque ya hay indicios, el retroceso para el sector, sin embargo, no llegará con intensidad hasta el próximo año. Por cada 100.000 casas que se dejarán de edificar, se destruirían 200.000 empleos.

Muchos promotores comienzan a pensar que el ajuste de la actividad va a ser mucho más brusco de lo que se pronosticaba pese al mensaje insistente del Gobierno, instituciones y agentes del sector de cómo la oferta se iría ajustando gradualmente a la demanda.

Hasta julio, el número de viviendas visadas bajó un 9,5% hasta las 448.991 con respecto al mismo periodo de 2006, una cifra razonable. Pero ha sido el desplome del 35% en los permisos para iniciar nuevas residencias en julio con respecto al mismo mes del año anterior lo que ha provocado bastante nerviosismo entre los empresarios.

Por si fuera poco, las 58.035 casas visadas en julio fue el registro más bajo alcanzado ese mismo mes desde 2000. Esta caída, según fuentes del sector, responde a la reacción de las empresas ante el agudo descenso que las ventas de pisos han sufrido en los últimos meses. «Muchos promotores han decidido posponer el inicio de nuevas promociones que tenían previstas a la espera de ver que ocurre con la demanda», reconoce un empresario.

Y es que el encarecimiento de las hipotecas por las reiteradas subidas de los tipos de interés y las incertidumbres sobre la evolución de los precios han aplazado la decisión de las familias de adquirir un piso. A esto hay que añadir las mayores exigencias de los bancos para otorgar créditos, así como las dudas sobre los efectos de la crisis financiera en el precio del dinero por la falta de liquidez.

Los más optimistas apuntan a una caída del 30% en la comercialización de pisos, cifra que puede ascender hasta el 60% en zonas costeras o en la periferia de las grandes ciudades.

En la Asociación de Promotores y Constructores prefieren ser cautos y esperar a ver cuál es la evolución en los próximos meses. A principios de año ya apuntaron que la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación, que encarece los costes de construcción, aceleraría la solicitud de visados hasta marzo y, por ende, provocaría un descenso importante en la segunda parte del año.

http://www.elmundo.es/suplementos/nuevaeconomia/2007/388/1191103205.html

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