Otra de las cifras de la ignominia en los datos de paro conocidos ayer alude al número de familias con todos sus miembros en situación de desempleo. Los hogares sin ningún tipo de ingreso salarial aumentaron un 47,5% en 2009, hasta alcanzar los 392.800.
Las familias sumidas en esta circunstancia suman así las 1.220.000 y suponen el 7,1% del total de los hogares españoles. Sólo en los tres últimos meses del año -incluida la campaña de Navidad- cayeron en esta lista negra 83.500 familias, que se convierten ya en uno de los colectivos -junto con los parados de larga duración- más vulnerables a la crisis. Carne de cañón de la miseria.
Hogares con «suerte»
Además, el número de familias en las que todos sus componentes esquivaron la crisis y lograron mantener su puesto de trabajo se redujo un 6,84%, hasta los 9.408.400 hogares, 690.700 menos que al cierre del ejercicio anterior. Respecto al tercer trimestre, el recorte es del 1,35%, el equivalente a 128.900 hogares.
Según la EPA, en España había a cierre de diciembre 12.868.400 hogares con al menos un miembro activo, el 0,61% más que un año antes, mientras que unos 4,25 millones de familias no contaban con ninguno de sus componentes en activo, lo que significa un incremento del 3,6% en doce meses, informa Efe.
Sin derecho a prestación
La situación también es especialmente «angustiosa» para los trabajadores por cuenta propia según denunció ayer la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) en un comunicado. «Los miembros de este colectivo no pueden acceder a una prestación de desempleo», después de verse obligados a cerrar sus negocios. La organización solicitó que se incluya a los autónomos en la prórroga de la ayuda de los 420 euros.
«Debemos 800 euros al supermercado»
Brígida Carmona representa a esas familias que han agotado todas las vías de ingresos tras caer en el paro. En su hogar -tres miembros- no trabaja nadie y la esperanza se reduce a mínimos. «Antes me daba apuro contar mi historia y la situación en la que está mi familia, pero ahora estamos desesperados».
Su marido, Paco Ajenjo, trabajaba en la construcción. Tras agotar el finiquito y los 18 meses de prestación empezaron las estrecheces y la búsqueda de trabajo en cualquier cosa: recolecta aceitunas o recoge chatarra. «Pero ya no da ni para eso. Si tiene suerte se se saca 10 euros pero luego tiene que pagar la gasolina», explica. «Yo limpiaba en un hostal, pero también tuvieron que echarme por la crisis». La culpa, que apunta siempre en la misma dirección, la achaca a los inmigrantes. «La tele no dice nada de esto, no sé por qué, pero la gente de fuera es la que está ocupando todos los trabajos».
La supervivencia llega de la mano del supermercado del barrio, «en el que ya tengo una cuenta de 800 euros. Gracias a que ellos nos fian, podemos llegar a final de mes. De ropa no me puedo comprar nada, como mucho en el mercadillo y tiene que ser algo barato». Y la esperanza «habrá que buscarla fuera, como mi hijo mayor que se ha marchado a arreglar las vides a Francia para poder pagar su hipoteca», aquí en España.
http://www.abc.es/20100130/economia-laboral/debemos-euros-supermercado-hogares-20100130.html
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