Atrapado por su compromiso con los sindicatos de no reducir la protección de los trabajadores, el Gobierno no sabe cómo hacer una reforma laboral que, sin molestar a CCOO y UGT, garantice a CEOE mayor flexibilidad en la gestión de las plantillas y la reducción de costes.
EXPANSIÓN analiza cómo se enfoca este problema en otros países de la Unión Europea, y por qué tienen unas tasas de paro mucho más bajas que la española, próxima al 20% de la población activa.
- El “pequeño milagro” alemán. Los institutos alemanes prevén que el empleo vuelva a situarse en el récord de 2008 con más de 27, 5 millones de ocupados, y que la tasa de paro se reducirá progresivamente entre este año y el próximo al 7,5% y 7,4%, respectivamente, desde el 8,5% actual. Los expertos hablan del “pequeño milagro alemán”: la mayor economía del euro cayó el pasado ejercicio en la peor recesión de su historia (el PIB se desplomó un -5%), pero las previsiones de crecimiento, para este y el próximo año, estiman con un avance de entre el 1,5% y un 1,4%, en 2010 y 2011, respectivamente, (1,4% y 1,6% según el Gobierno).
“El mercado laboral se ha revelado extraordinariamente robusto durante la crisis”, alaban los expertos. El volumen de horas trabajadas se redujo considerablemente (en un 2,8% en promedio anual), pero “se pudo evitar una pérdida masiva de empleo gracias la reducción individual del tiempo de trabajo”. Es decir, gracias al kuzarbeit, mal traducido en España como contrato alemán, pues en realidad se parece mucho más a un expediente de regulación de empleo clásico, sólo que es mucho más flexible y se utiliza para formación o reciclado de los trabajadores. Una pequeña parte de la reducción del paro se debe también a un cambio estadístico pero, sobre todo, a la flexibilidad introducida en las reformas de los últimos años, que han permitido a las empresas contratar a tiempo parcial (el último ejercicio se redujeron 360.000 puestos de jornada completa, pero se crearon 270.000 a tiempo parcial).
Aunque los muy moderados crecimientos salariales –criticados por el Gobierno francés y los sindicatos alemanes, porque retraen el consumo- de la última década han contribuido también a la estabilidad laboral, la estructura empresarial ha jugado un importante papel. Según el Conseil d’analyse économique (equivalente a los “sabios alemanes”) que asesora al Gobierno de Nicolas Sarkozy, en Alemania las empresas medianas (que cuentan con entre 500 y 5.000 empleados, un volumen que en otros países las calificaría de grandes) “son muy dinámicas y crean empleo”, algo que al parecer no ocurre al otro lado del Rin.
- Flexibilidad británica. “El flexible mercado laboral británico es una fuente vital de competitividad y da a las empresas un incentivo sustancial para invertir en Reino Unido”, dicen fuentes de CBI, la patronal empresarial de ese país. Una de las claves de esa flexibilidad es el bajo coste del despido para las compañías. Un trabajador que pierde su empleo cobra una indemnización que equivale como máximo a su sueldo de una semana y media por año trabajado. El salario máximo utilizado para ese cálculo asciende a 380 libras. Un empleado de 40 años, que sea despedido tras una década en una empresa, cobraría una compensación máxima de 4.560 libras (5.200 euros). Ese bajo nivel de indemnización facilita la movilidad de los trabajadores de unas empresas a otras, sea de forma voluntaria o forzada. El Gobierno marca unas reglas mínimas en el mercado laboral, con un salario mínimo de 5,8 libras por hora y estableciendo que los empleados deben tener más de 28 días de vacaciones al año.
- La fuerza sindical en Italia. El poder de los sindicatos ha hecho que el contrato predominante sea el indefinido. Sólo a finales de los noventa hubo cambios para flexibilizar el mercado laboral. Sólo puede haber despido individual por causa justificada. La empresa que quiere despedir por razones económicas (crisis empresarial, introducción de nuevas tecnologías etc) a más de cinco trabajadores en el plazo de 120 días, debe negociar con los sindicatos. Si una persona se queda en paro puede solicitar la protección por desempleo –la cassa integrazione o movilidad–, una forma de subsidio que equivale al 80% del salario hasta un máximo de 1.065 euros mensuales, y que es abonado por la Seguridad Social y puede durar hasta un tiempo máximo de dos años.
En los contratos temporales no hay ninguna indemnización. Bajo esta situación están el 15% de los asalariados –dos millones de trabajadores–, sobre todo, jóvenes y mujeres.
- Francia y la reforma permanente. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, quiere someter a una reforma permanente al mercado de trabajo, pese al riesgo de conflicto social. Poco a poco, ha ido erosionando el empuje de la jornada laboral de 35 horas semanales, y ha anunciado que tomará nuevas medidas para responder a la crisis. Su antecesor, Jacques Chirac, sacó adelante el polémico contrato para jóvenes que provocó una fuerte contestación social por tener un despido muy flexible.
El caleidoscopio de los cambios
Una reducción de jornada muy costosa
Los expertos piensan que es un error prolongar la reducción de jornada decidida por Angela Merkel. En su opinión, las elevadas ayudas al empleo, que en 2009 costaron al Estado 6.000 millones de euros, más otros 5.000 millones a empresarios y 3.000 a trabajadores, conservan el empleo, pero no fomentan la innovación. La nuevas empresas no tendrán gente cualificada porque ésta preferirá quedarse donde está con menos jornada.
La 'perniciosa' influencia de Europa
El Gobierno británico sostiene una larga lucha con la Unión Europea para evitar que sus directivas introduzcan rigidez en su mercado de trabajo. En el último año, ha conseguido modificar la limitación a 48 horas de la jornada laboral semanal, de manera que, si quiere, el empleado podrá trabajar más tiempo.
Tutela judicial para el trabajador
El presidente italiano, Giorgio Napolitano, ha enmendado la plana al Gobierno para dar mayor protección judicial al trabajador. En los casos de despido, el Ejecutivo se proponía sustituir al juez por un árbitro con el fin de agilizar el proceso.
Panorama
1. El Gobierno y la patronal de Reino Unido quieren que la directiva de la UE que exige igualdad de condiciones entre los empleados fijos de una empresa y los que son contratados por una agencia de trabajo temporal sólo sea aplicable tras doce semanas de contrato.
2. La clave de la flexibilidad laboral en el Reino Unido está en la reducida protección del trabajador. Un empleado de 40 años, que sea despedido tras una década en una empresa, cobraría una compensación máxima de 4.560 libras (5.200 euros).
3. Precisamente, el Fondo Monetario Internacional ha aconsejado al Gobierno alemán que, cuando supere la crisis económica, haga una rebaja de los costes del despido, dada la importante división del mercado de trabajo entre temporales e indefinidos.
4. En contraste con la multitud de contratos que hay en España, en Bélgica sólo hay cinco tipos de contrato laboral: indefinido, a tiempo parcial, para estudiantes, para trabajos a domicilio y temporal de sustitución, con la participación de las ETT.
5. En 2003, Austria hizo una reforma del despido precedida de un acuerdo entre la patronal y los sindicatos. Es una de las alternativas que el Gobierno ha planteado en España para resolver este espinoso problema en la negociación del mercado laboral.
6. En síntesis, el modelo austriaco de despido consiste en que el trabajador tiene una cuenta personal que financian las empresas por las que pasa. Puede utilizarla en caso de despido y, si no hiciese falta, como complemento de la pensión de la Seguridad Social.
Publicado en Expansion el 24-04-2010 , por Carnen Vela / R. Casado / G. Ascenzi / R. Lavín